Dulces Caricias

M. Leighton

Editorial Phoebe

Kennedy Moore tardó mucho tiempo en volver a recomponer su vida después de que Reese Spencer la abandonara…, pero finalmente lo consiguió.

Años después, Kennedy es una mujer fuerte e independiente con un solo sueño: bailar en una importante compañía. Por desgracia, para una chica sin dinero ni contactos alcanzar ese objetivo puede resultar casi imposible.

Hasta que vuelve a encontrarse con Reese —ahora propietario de una cadena de clubs nocturnos y yates de recreo—, y él le ofrece una oportunidad que ella no puede rechazar. A cambio de trabajar en uno de sus barcos durante unas semanas, Reese le conseguirá una audición en la compañía de danza en la que quiere bailar.

Lo único que Kennedy tiene que conseguir es trabajar duro y resistirse a él, pero cuando descubre que el amor que sentía por él no ha muerto por completo, esto último no resulta tan fácil como debiera.

Opinión

Dulces caricias es el segundo volumen de la Trilogía Pretty de M. Leighton cuyo protagonista es Reese, otro de los hermanos Spencer.

Cuando Reese tenía 19 años disfrutó del mejor verano de su vida en la finca Bellano de su tío Malcom Spencer. Conoció a Kennedy y juntos viveron un amor de juventud.

Los amores que se viven a esas edades te hacen sentir que  eres invencible y que nadie podrá arrebatar lo que sientes, sin embargo el destino suele ser cruel y golpea fuerte.

Catorce años después, apenas queda nada de esos jóvenes que iban a comerse el mundo juntos. Las circusntancias de la vida los separó y tomaron caminos diferentes. Pero a veces el hado te abre la ventana del recuerdo en una puerta que creías cerrada.

¿O quizá no estaba tan cerrada…?

Reese se ha convertido en un atractivo e implacable hombre de negocios, convirtiéndose así, en el fiel reflejo de su padre, al que odia profundamente. Regenta clubes y yates de recreo para divertir a sus socios y los amigos de estos. El baile, las chicas y el alcohol son los ingredientes imprescindibles de esas fiestas.

El poder, el dinero y el seductivo encanto del que hace gala, harán que no haya negocio o mujer que se le resista. Jamás ha oído un NO por respuesta, lo que le ha transformado en un hombre ambicioso y carente de sentimientos.

Kennedy, a diferencia de Reese, ha tenido que trabajar muy duro para ganarse la vida. Su pasión es entrar en la compañía de baile Altman American Dance Theater pero hasta que pueda conseguir una audición con ella, se gana la vida bailando en un club (¿A qué ya adivináis en qué club baila?  😉 )

Una noche cualquiera, Reese, decide acudir a uno de sus clubes y ver una actuación en compañía de su hermano Hemy, Sloane y el hermano de esta. Y allí estaba ella…

«Los insinuantes acordes de Madonna cantando Justifiy my love me parecen una interesante aunque extraña elección para un baile (…).

Aparece una joven (…). Camina lentamente por la pista, haciendo que la sigan todos los ojos. Utiliza una camisa masculina y una corbata.., nada más.

(…)

A medida que se acerca, me doy cuenta de que su espeso pelo castallo está cubierto por un sombrero asentado en un ángulo arrogante en su cabeza.

(…)

Reacio a irme sin más, miro de nuevo hacia la parte delantera de la sala a tiempo para ver a la bailarina, ahora de nuevo de rodillas, quitándose el sombrero. Cae una melena de sedosos rizos castaños. Solo logro atisbar un breve destello de su cara antes de que el cabello se arremoline para ocultar su rostro. Pero aun así veo unos ojos verdes, que se ensanchan cuando se encuentran con los míos.

Al instante me transporto en el tiempo».

Con el trocito que he escogido del primer capítulo ya se os debería estar haciendo la boca agua para leer la novela. ¿O no?

M. Leighton continúa con la dinámica de intercambiar los narradores. Al igual que lo hizo con Dulces Mentiras, los capítulos se irán contando desde la perspectiva de Reese o Kennedy. Es algo que ya resalté en la anterior reseña.

El contar la historia en primera persona es una forma de atrapar al lector desde el principio, pero tiene su laguna: no conoces la versión del otro/a. Sin embargo, la autora al alternar la narración con los dos protagonistas, suple cualquier carencia haciendo que la lectura sea muy dinámica y atractiva.

En cuanto a la trama, la sra. Leighton (maestra en tirar miguitas en el camino para que nosotras las sigamos) nos va ofreciendo pequeñas piezas de una máquina que solo cuando llegas al final del libro, teniendo una amplia perspectiva, ves el resultado final y lo bien que lo ha hilado todo a lo largo de la novela. El engranaje que crea a través de las distintas escenas, localizaciones, situaciones, diálogos y personajes es digno de admirar.

Solo añadiré que llegando al último cuarto del libro, no teniendo bastante con lo ofrecido, la autora vuelve a dar una vuelta de tuerca más sorpendiendo con un giro duro e inesperado sobre el pasado de Kennedy y Reese. Hubo una frase, de cierto personaje repugnable, que me erizó la piel.

Por tanto, aunque mi forma de quitarme el sombrero no sea tan sexi como la de Kennedy, me lo quito   ante esta autora. Ha conseguido sorprenderme y crear un libro totalmente distinto y a la vez tan en conexión con su predecesor que no desentone en la trilogía. Chapó, sra. Leighton!

Chocolate

Y como trocito de chocolate os señalo esta cita que cuando leáis la novela entenderéis por qué la escogí.

“-Te he amado desde el momento en que te vi. (…)

Percibo otra pausa antes de que abra la puerta y, por fin, la cierra con un ominoso clic final.

Es entonces cuando comienza el dolor de verdad”.

@elicakilian