Se ofrece musa a tiempo parcial
Chist, chist… Sí, a ti que estás leyendo estas líneas. Soy Didie, musa de profesión y con grandes éxitos en mi carrera. Me encanta poner del revés la vida de los acogidos que cuidadosamente selecciono; sí, sí, los elijo yo, y esta es una de mis normas más inquebrantables. Otra es que tienen que hacer todo lo que yo les pida, porque las musas somos así de caprichosas. Es la parte más divertida de mi trabajo. Si vieras cómo me miran al escuchar alguno de mis encargos… Y la última es que está prohibido enamorarse de mí. A veces mis acogidos se confunden de sentimiento por culpa del enorme influjo que causo sobre ellos, pero hasta ahora no he tenido ningún problema en controlar la situación. Es una profesión que recomiendo; no por su remuneración, sino por lo emocionante que resulta descorchar la vida de los demás. Además, no tengo más que calzarme unos tacones de varios centímetros de esperanza, vestirme con tus mejores recuerdos, pintarme los labios de un intenso color rojo-promesa… Y dar rienda suelta a la imaginación. Perdona, pero ahora me tengo que ir porque he quedado en un ratito con William, mi actual acogido. Es escritor, mi especie favorita, y está muy, pero que muy, perdido. La verdad es que se ha convertido en todo un reto, entre otras cosas porque es un cabezota que pretende saltarse todas las normas; incluida esa, sí. Pero yo no se lo permito porque las musas somos muy… Pues eso, bastante… Para no exagerar, un poco… No sé cómo explicarlo. ¿Y tú? ¿Sabes de qué están hechas las musas?
Lorraine Cocó es una escritora que se está haciendo un merecido hueco en la romántica. Sus novelas son devoradas por los lectores más exigentes del género, a los que su prosa correcta y elegante no deja indiferente. No solo destaca en lo contemporáneo con su serie Amor en cadena de HQÑ, sino que también se atreve con lo paranormal, autopublicando Bye Bye, Love y La portadora, y hasta con cuentos infantiles, con su sello de Ediciones Kid’s Cocó.
Cuando el libro cayó en mis manos y vi esa portada con la chica pin-up, me encantó. Tampoco es que me sorpenda mucho, porque Lorraine tiene un gusto muy exquisito y sé que ella no va a escoger cualquier imagen para su libro. Así que, felicito a la editorial y a la autora por ello, a pesar de que mis niñas que veían el libro a diario, me dijeran : «Mamá, ¿otra vez leyendo el libro de la mujer en sujetador?». Ains, niñas…
William es un escritor que se encuentra inmerso en un bloqueo que le impide realizar una página decente. El éxito de su primera novela, la bazofia que últimamente está escribiendo, junto con el miedo a no superar las expectativas propuestas, hacen que su atasco sea de proporciones catastróficas.
Un buen día, ese «estirado» de ojos azules, ve un absurdo anuncio de periódico donde una musa ofrecía sus servicios. Se autoproclamó loco por solo considerar la idea de responderlo, sin embargo fue otra persona, aún más desesperada que él, la que decidió contratar a Didie.
Didie es una bella joven huérfana que a pesar de no haber tenido una infancia fácil, siempre está con una sonrisa en los labios. La chica de las sonrisas infinitas, como la define William… Su trabajo es su don, o su don su trabajo. Una ninfa que ayuda a sus acogidos a salir de su aturdimiento mental, así se proclama ella. Los afortunados son artistas de todo tipo; pintores, escritores, escultores, cantantes, compositores… Pero todos tienen algo en común y es que deben cumplir 3 reglas inquebrantables. Si una de esas reglas se incumple, el contrato finalizará y Didie dejará de prestarle sus servicios, aun a riesgo de que no se haya finalizado el cometido para el que se la contrató. ¿Cuáles serán esas reglas? ¿Las incumplirá William? Ah… Eso ya os toca averigurarlo a vosotros/as.
La trama en principio me pareció muy original. Eso de que existieran en realidad las musas y se pudieran alquilar por horas, días o meses me parecía no solo novedoso, sino hasta deseable. Sin embargo me hubiese gustado ver un poquito más la «magia» de una musa.
Es una opinión muy subjetiva, pues al leer la sinopsis (una, que es muy imaginativa), me creé la figura de una Didie menos terrenal y más fantástica, en el significado literal de la palabra. Hecho que no significa que por ello no me haya gustado la novela, sino que simplemente al leer el libro me sorprendió la forma que tenía de ayudar a sus acogidos, de la cual sacaréis muchas enseñanzas.
Un dato que me gustaría destacar son las citas con las que cada capítulo comienza. Distintos compañeros y compañeras de profesión nos cuentan qué son las musas para ellos. Aunque son muchas las citas que me han emocionado, destaco una por encima de todas:
Imágenes, susurros, sensaciones y emociones que aletean inquietas, proyectado las vidas de otros, o quizá las mías que no recuerdo.
Lola P. Nieva.
Se ofrece una musa a tiempo parcial es una novela romántica en el sentido más dulce de la palabra. Lorraine nos demuestra que no se necesita una escena de sexo en capítulo sí y capítulo no para que enganche a lector. Su historia de amor es el mejor glaseado que podría tener este apetecible donut. Hace que lo devores con ansias pero sin remordimientos, con deseo pero saboreándolo. El perfecto postre de cualquier sobremesa de lectura.
Y me quedo con la guinda de ese pastel que te hace pensar…
La mejor manera de superar los miedos, es enfrentarlos, y si es con una sonrisa, mucho mejor.
Espero que os haya gustado la reseña del libro y que comentéis; si la habéis leído, qué os parece, y si no, si os llama la atención. Muchas gracias por leerme y lo dicho, espero vuestros comentarios en el blog.
Y escuchando la canción de Dear future husband de Meghan Trainor (una de las canciones que forman parte de la B.S.O.) os dejo mi trocito de chocolate…
Yo solo veo a una mujer… con una sonrisa infinita y unos preciosos labios que saben a cereza.
Puntuación
@elicakilian
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